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La literatura de zombies se come al cine de zombies.


En entregas anteriores hemos mencionado cómo las películas de zombies van muy atrás de la curva proyectada por la literatura zombie que, no contenta con los mismos clichés de monstruos hambrientos y sin mente de mil y un historias, constantemente busca nuevas variantes, enfoques frescos al apocalipsis zombie.


Habiendo dicho todo esto, sería negligente de nuestra parte no hablar de aquellos films que efectivamente han intentado algo distinto. Con menor o mayor éxito, si quieren añadir, pero por lo menos debemos aplaudir el intento.

Películas como THE QUICK & THE UNDEAD del 2006 (por favor no confundirla con la espantosa THE QUICK & THE DEAD con DiCaprio y Sharon Stone de diez años antes), donde el mundo del futuro parece más bien uno de esos Spaghetti Westerns de Sergio Leone, solo que con zombies, o JUAN DE LOS MUERTOS del 2012, una histérica versión del apocalipsis en la Cuba de Castro (con sus “disidentes” caníbales).


Si SHAUN OF THE DEAD (2004) demostró que el humor no queda fuera de lugar en las historias de terror si se maneja correctamente, ZOMBIELAND (2009) probó que hasta las narrativas de adolescentes pueden hacer lo mismo.





La clave, como siempre, es intentar algo diferente a lo que la mayoría pide a gritos. Inevitablemente el experimento a veces encontrará el fracaso pero, de vez en cuando, aparecen esos diamantes en bruto que imponen moda y luego todos quieren imitar. Hay que escarbar y ensuciarnos las uñas, como cadáveres zombies, siempre a la búsqueda de la siguiente joyita.


Armando Saldaña Salinas

@Armando0827



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